Raquel Meller: una cupletista aragonesa

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Raquel Meller (Sorolla)

Ha sido uno de los pocos españoles que han aparecido en la portada de la prestigiosa revista Time. En concreto fue portada del número 17, correspondiente al 26 de abril de 1926. Raquel Meller (Tarazona, 9 de marzo de 1888 – Barcelona, 26 de julio de 1962)

Tonadillera. Actriz cinematográfica. Su nombre verdadero: Francisca Marqués López.

Raquel Meller (Sorolla)En su pueblo natal, sus padres eran comerciantes modestos; al no ir boyantes los negocios, y para aliviar la carga que suponía la educación de la pequeña Francisca, unos amigos costearon sus estudios, para lo que hubo de trasladarse a Tudela, donde cursaría sus primeras letras en el convento de las Clarisas. Una tía de la joven, superiora de un convento de Montpellier (Francia), llevóla consigo con intención de hacerla profesar. Al negarse, Francisca se trasladó a Barcelona y trabajó en un taller de modista de la calle de Tapinería, 27. Hizo allí amistad con una parroquiana, Marta Oliver, artista de variedades muy popular en aquellos años, y por su consejo la futura Raquel Meller aprendió algunas canciones. Gracias a las gestiones e influencia de la Oliver, apareció por primera vez en un escenario ante el público, en febrero de 1907, en el pequeño salón «La Gran Peña», utilizando ya el pseudónimo que la haría famosa. Siete pesetas, parece ser, le correspondieron por su primer trabajo; pero, al poco tiempo, debutaba en el «Salón Madrid» de la capital de España. Poco a poco fue depurando Raquel su repertorio y cambió el género atrevido de sus primeras apariciones por el que sería definitivamente el triunfo. Es decir, las canciones sentimentales, con su trasfondo dramático.

Se especuló bastante sobre los primeros pasos de Raquel Meller en los viejos tabladillos de las variedades. Las leyendas urdidas sobre su temperamento rebasan la fantasía de una ardiente imaginación. En cierta biografía de Raquel, de los años 20, leemos: «Dificílisimo se hace abrirse camino sobre la verdad de los primeros pasos de Raquel Meller en el mundo del arte. Como toda artista que ha escalado los más refulgentes pináculos de la gloria, la leyenda y la fantasía se han cernido sobre su vida íntima y muy especialmente en el período en que sin haber salido de la celebridad, sus actos no son ya casi del dominio público. Lo cierto es que a partir de su aparición en el teatro Arnau, de Barcelona, la estrella artística ya no se separa de la frente de la gentil canzonetista. Ella congrega en la mugrienta sala a lo más selecto de la sociedad barcelonesa; ella consigue hacer famosos los estribillos de sus cuplés picarescos o sentimentales y darles circulación de boca en boca. Los ecos de sus cantos llenan la ciudad toda». Hasta entonces no se cantaban couplets más que en los music-halls de baja estofa; al pasar Raquel a la lujosa Sala Imperio, de la Ciudad Condal, consiguió atraer a las mujeres bien, que deleitábanse con sus canciones acompañadas de sus maridos.

En 1918 su fama ya era tal que el gran pintor Sorolla le hizo un magnífico retrato, actualmente expuesto en el Museo Sorolla de Madrid. 

El 7-IX-1919 contrae matrimonio con Enrique Gómez Carrillo. La ceremonia se celebró ante el alcalde de Biarritz, Mr. Forsans, y uno de los testigos fue el conde de Romanones. Se ha dicho que su boda con el ilustre escritor y periodista fue muy beneficiosa para Raquel, ya que pudo entrar en el gran mundo parisiense y sus modales se refinaron.

• CINE

El primer trabajo para el cine lo realiza Raquel Meller en 1919; una película española que añade poco a la gloria de la genial aragonesa. Se titula Los Arlequines de seda y oro, que dirige Ricardo de Baños. Es un film pasional, y narra el romance entre una gitana y un torero, nutriéndose de todo aquello que se ha dado en llamar, peyorativamente, «españolada». Su segunda película es francesa: Rosa de Flandes, y pone en pie uno de aquellos episodios de la España negra, que tanto caracterizan la dominación de los Países Bajos durante el reinado de Felipe II. Pero, gracias al amor, Flandes y España —al menos en el film— tendrán paz por cierto tiempo. Francés era también Violetas imperiales, realizado por Henry Roussell en 1923. Por primera vez, en sus interpretaciones cinematográficas, destacaron los críticos la labor de Raquel. Uno definía la labor de nuestra paisana con estas flores: «La contemplaríamos sin descanso, indefinidamente, en su enternecida nobleza y en sus tristes ensoñaciones. Ella vale por sí sola toda la acción, porque es acción en sí misma».

En La tierra prometida, Raquel Meller es la intérprete ideal que siente de todo corazón su papel y sabe llegar a la cumbre de la expresión. Ronda de noche es un complicado melodrama de gitanos y nobles, con hijos abandonados recogidos por tribus errantes. La interpretación de Raquel quedaba desajustada al contenido del relato, aunque triunfaba su espléndida fotogenia. Nocturno, un film menor de Marcel Silver.

Raquel MellerPero su gran película es Carmen, realizada por el belga Jacques Feyder. Pese a las discrepancias entre director y actriz, la interpretación de Raquel Meller, encarnando la Carmen de Merimée, fue en verdad modélica y ha pasado con todos los honores a la Historia del Cine. La Venenosa, sobre una novela de El Caballero Audaz, apenas tendría trascendencia; fue su último film mudo y un poco también su despedida como actriz de la pantalla. Con la llegada del sonoro es contratada por la Fox Film Movietone para rodar en Norteamérica sus canciones más famosas, en un solo rollo cada una de ellas. En 1932, rueda en Barcelona la versión sonora de Violetas Imperiales; y en 1936 es contratada para la película Lola Triana, que no puede acabarse a causa de la guerra civil.

La Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial provocaron un cambio abrupto en la carrera de Raquel Meller. En 1937 viajó a Argentina, donde se quedó hasta 1939. Después de la Guerra Civil se mudó a Barcelona y allí se casó por segunda vez con su empresario francés Demon Sayac, del que se divorció en 1943.

Durante los años siguientes, poco a poco, Raquel Meller se quedó sola y medio olvidada en Barcelona: la llegada del cine sonoro y de la gran comedia americana cambió el gusto del público, y la aparición de otras formas de ocio contribuyeron a su declive. Poco después del estreno de las películas El Último Cuplé (1957) y La Violetera (1958), ambas con Sara Montiel, en donde se cantaron los éxitos de su tiempo de gloria, Raquel trató de recuperar su fama de estrella, pero fracasó, ya que nadie se acordaba más de ella. Su último contacto con el público fue en el espectáculo «Campanas de Viena» (1957) de la compañía de Kaps y Johan «Los Vieneses».

Nunca tuvo hijos propios pero adoptó a dos, uno de cada uno de sus matrimonios. Murió en el año 1962, y en sus últimas voluntades pidió que nadie viera ni fotografiara su cadáver. Última coquetería que pone punto final a la vida de una gran actriz y cantante que supo regalar al cuplé la sonrisa, la emoción, el amor, el dolor y la melancolía.
 

• Cancionero de Raquel Meller (selección): El Relicario (letra de Castelví y Olivares, música, José Padilla), La violetera (letra, E. Montesinos; música, J. Padilla), Mala entraña (letra y música, Martínez Abades), Flor de té (letra y música, Martínez Abades), Doña Mariquita (letra, Luis Fernández Ardavín; música, Jacinto Guerrero), Gitana, gitana (letra, Fidel Prado; música, Modesto Romero), La pena (letra, Manuel Machado; música, Enrique Collet), Bajo los puentes del Sena (letra, A. Valverde; música, M. Quiroga), Tadeo (letra, E. de Orbe; música, Modesto Romero), La modistilla (letra, Raquel Meller; música italiana), Siempre Flor (letra, Rosendo Llurba; música, M. Lucarelli), Mariana (letra, R. Llurba; música, M. Lucarelli).

• Filmografía: 1919: Los arlequines de seda y oro (Ricardo de Baños), film en tres jornadas, refundido más tarde bajo el título de La gitana blanca. 1922: Rosa de Flandes (Les opprimés; dir., Henry Roussell). 1923: Violetas imperiales (Violettes imperiales, H. Roussell). 1924: La tierra prometida (La terre promise, H. Roussell). 1925: Ronda de noche (La ronde de nuit; dir., Marcel Silver). 1926: Nocturno (Nocturne, Marcel Silver). 1926: Carmen (Carmen; dir., Jacques Feyder). 1928: La Venenosa (La Venenosa; dir., Roger Lion). 1930: cuatro films en un rollo, sobre seis canciones: Tarde de Corpus, La mujer del torero, Flor del mal y El noi de la mare (todas para Fox Movietone). 1932: Violetas imperiales (Violettes imperiales, versión hablada, dirigida por Henry Roussell).

Revista Time

• Bibliog.: Carretero, José M.ª («El Caballero Audaz»): Lo que sé por mí; Serie 4.ª, Madrid, 1922. González- Ruano, César: Enrique Gómez Carrillo; Madrid, s/f. Pujol, Ramón: Raquel Meller, Vida y Arte; Barcelona, 1956. Rotellar, Manuel: «Raquel Meller, moza de Tarazona»; Aragón en el cine, Zaragoza, 1973. Zúñiga, Ángel: Una historia del cuplé; Barcelona, 1958. Barreiro, Javier: Raquel Meller y su tiempo; Zaragoza, D.G.A., 1992.

 

Fuentes: www.enciclopedia-aragonesa.com   images.google.es

 

 

 

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