El Festival Internacional de Arte Urbano Asalto concluyó ayer en Zaragoza su décima novena edición, centrada en el distrito de Torrero – La Paz. Este año, ocho artistas colaboraron con la comunidad local, creando obras que conectaron con los vecinos. Con más de 3,000 visitantes durante el fin de semana, el festival ofreció seis proyectos comunitarios, actividades en el barrio y talleres en el Centro Cívico Torrero. Las obras murales quedaron como legado artístico en las calles, destacando la implicación y cariño del público hacia este evento.
Una parte de los murales que se han llevado a cabo en el Festival se ha desarrollado dentro de procesos comunitarios –más de 30 organizaciones han estado implicadas de una manera u otra en Asalto este año–.
Desde meses atrás, la organización del Festival entra en contacto con asociaciones, entidades sociales o centros educativos y van perfilando los proyectos participativos que se pueden llevar a cabo.
Este año, el proyecto ‘Ladrillos de Barrio’, con Anastasia Jouk, ha replicado el proceso de fabricación de las antiguas adobas con las que se construyeron las pequeñas casas características del barrio, y les han transferido fotografías antiguas aportadas por los vecinos y vecinas.
El resultado, unas piezas de historia que se «soltarán» en las calles. También como homenaje a estas construcciones en las parcelas, los artistas de Twee Muizen han creado una ‘Parcela-Isla’, dando diferentes colores a la fachada de una pequeña casa. Barok, Jesana Motilva y Harsa también se han reunido con chicos y chicas que participan en el programa municipal de educación de calle de Torrero o que son alumnos de centros educativos como el IES Manuel Blecua.
Si Barok ha plasmado en su mural – el más grafitero de esta edición de Asalto – motivos y personajes que niños y niñas querían ver en una pared, Jesana ha compartido con el alumnado del Blecua pasado y presente del barrio, siempre destacando el sentido de comunidad en la que ella misma ha crecido.
Harsa también ha querido destacar la gran actividad literaria que caracteriza al Blecua con diferentes elementos y colores planos y vibrantes. Además de los procesos comunitarios, los artistas llevan a cabo una gran labor de documentación de forma previa o una vez que han llegado a Zaragoza.
Los portugueses de Projeto Ruido han diseñado dos murales después de realizar numerosas entrevistas en torno al Club Iberia, gran aglutinador social en este barrio y cuna de ciclistas y futbolistas que todavía enorgullecen a vecinos y vecinas.
Tomás Facio no solo ha recurrido a símbolos universales, como los juguetes para conectar con el público, sino que ha creado una obra que recuerda a Francisco de Goya tanto en su técnica, asemejando el grabado, como en su fondo, con los paisajes o el burro.
Marat Morik por su parte ha callejeado y vivido el barrio para reflejar esos momentos de convivencia y familiaridad que se viven en los bares, siempre con su estilo ecléctico y colores suaves.
«Son obras totalmente complementarias entre sí, los lenguajes plásticos son completamente diferentes y todos trabajan de alguna forma el carácter poliédrico del barrio, desde escenas costumbristas hasta la historia deportiva o las historias personales; en todas se destila la historia de Torrero», explica Luis García.
El Festival Asalto se celebra con el apoyo del Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y Tranvías de Zaragoza y la colaboración de la Asociación Anteayer Fotográfico Zaragozano; Fundación Adunare; Fundación Caja Inmaculada, Montana Colors; Maquinza y Ámbar.