Si bien es una realidad mundial, que cada vez resulta más difícil encontrar especialistas en medicina que quieran dedicarse a los ámbitos alejados de las ciudades, por estas horas la escasez de nuevos médicos rurales preocupa especialmente al sector en Zaragoza.
Es que un estudio reciente publicado por el Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza –COMZ-, con la actuación de su vocal de Atención Primaria Rural, indica que en la próxima década se producirá una importante merma en el número de médicos rurales locales.
La investigación advierte, desde un primer momento, que «casi la mitad de los médicos rurales de la provincia de Zaragoza se jubilará en menos de 10 años», agregando más tarde que un 21% de los colegiados lo hará a lo largo del próximo lustro.
Una antigua vocación con pocos nuevos incentivos
El caso es que, más allá del temor por esta «descapitalización» de médicos que sufre el medio rural, hay que tener en cuenta que la falta de vocación es la consecuencia directa de los pocos incentivos nuevos con los que se topan los profesionales al recibir una oferta así.
Los números son contundentes al respecto, y reflejan que hay 275 médicos rurales en Zaragoza, encargados de atender a más de 250 pueblos incluso cuando, la mayoría de ellos, residente en la capital aragonesa, desplazándose a diario hacia sus puestos.
Quienes se encuentran en esas circunstancias, un 90% del total de acuerdo a esta investigación, deben recorrer a diario unos 100 kilómetros, aunque otros aseguran que sobrepasan los 150 kilómetros diarios a fin de completar sus labores en tiempo y forma.
Por si eso fuera poco, 1 de cada 3 consultados afirma que, por su condición de «indispensable» en el pueblo, tienen graves problemas para conciliar la vida laboral con la vida familiar, lo que provoca toda clase de trastornos en el plano personal y de satisfacción.
La mala conectividad, otro inconveniente
Y este desigual acceso a una salud de calidad se observa también en las consultas en línea, de moda durante los peores meses de la pandemia, pero que no avanzan de la misma manera en el campo, producto de la mala conectividad de muchos pueblos.
Todo esto, mientras Quirónsalud invierte 120 millones en su nuevo hospital en Zaragoza, uno plagado de esas tecnologías que se echan de menos lejos de la capital.