Indudablemente, los sitios turísticos y de ocio que dependen de las grandes aglomeraciones de personas se encuentran entre los más golpeados a causa de la pandemia por coronavirus. Muchos de ellos están buscando ahora mismo soluciones para subsistir, y ya decíamos que podría desaparecer la mitad de las salas de cine de Zaragoza.
Sin embargo, tampoco debemos olvidarnos de otros espacios que lo tienen aún más crudo, como el Parque de Atracciones de la capital aragonesa, un lugar que sólo pudo permanecer abierto al público durante 40 días en 2020, con lo que ello implica en términos económicos.
Complicado momento para un símbolo de la ciudad
Si tenemos en cuenta que estamos hablando de unas instalaciones gigantescas, de 66.000 metros cuadrados, y que tienen unos costes fijos muy elevados al final del cada mes, está claro que la ausencia de visitantes invita a replantearse cómo será el futuro.
En efecto, las noticias de última hora dan cuenta de que el Parque de Atracciones estudia cómo seguir funcionando tras haber sufrido una caída en sus ingresos de hasta el 93% anual en 2020, lo que se traduce en cerca de 800.000 euros menos en sus arcas.
Y aunque la situación epidemiológica poco a poco mejora en la medida en que avanza el calendario de vacunación, tampoco parece que 2021 vaya a ser el año de la recuperación.
¿Qué dicen sus representantes?
Jesús Morte, director de la concesionaria que lleva casi medio siglo explotando el Parque de Atracciones, ha explicado que «vivimos de las aglomeraciones», una relación tanto con residentes locales como turistas de fuera que les ha llevado a ofrecer 46 juegos distintos.
El problema es que, de momento, no pueden abrir. Incluso cuando el mismo directivo asegura que se halla en condiciones de recibir a un máximo de hasta 3.000 personas, cifra que deberá ser analizada por las autoridades para manifestar una postura definitiva.
Mientras se barajan diferentes posibilidades de salida a esta crisis, el propio Morte recuerda que sólo en 2019 recibieron 300.000 personas, por lo que se trata de un parque que «tiene tirón», y muchas probabilidades de volver al ruedo si las autoridades les dan una mano.