Entre las muchas reflexiones a las que nos ha invitado la pandemia por coronavirus y el posterior confinamiento, están nuestras relaciones con las distintas especies animales.
Y así como desde el Ayuntamiento han anunciado que atenderán a las mascotas de personas sin recursos, las autoridades zaragozanas han comunicado ahora la necesidad de eliminar, al menos, un 50% de la población de palomas que habita en la capital aragonesa.
Una superpoblación que aumenta el peligro
Los especialistas del Consistorio ya han alertado que estamos experimentando un proceso de «superpoblación» de estas aves en la ciudad y sus alrededores, acompañado de un fenómeno de reproducción exponencial que está causando todo tipo de problemas.
Si bien de momento son los edificios de Zaragoza los que más sufren la incontrolable presencia de las palomas no se descarta que, si no se toman cartas en el asunto cuanto antes, sea la salud de las personas la que también comience a estar en riesgo.
Ahora mismo, las cifras del Ayuntamiento señalan que, cada año, se reciben un mínimo de 150 quejas acerca de la presencia de palomas, incluyendo las solicitudes de captura de alguno de los 13.000 ejemplares que sobrevuelan la localidad, según registros oficiales.
Actualizar el censo y controlar sus colonias
No obstante, y por razones obvias, las estadísticas en torno a las palomas de Zaragoza son previas a la llegada del Covid-19, lo que hace sospechar a muchos profesionales en la materia sobre las verdaderas tasas de reproducción experimentadas en estos meses.
Por ello mismo, antes que nada debería actualizarse el censo y, entonces sí, eliminar suficientes ejemplares como para que queden unos 4.000 o 5.000, dado que no se trata de una especie invasora como tal, lo que obligaría a deshacerse de ellas por completo.
El inconveniente es que, como a veces nos cuesta evitar alimentarias y dada la ausencia de depredadores naturales en la zona, las palomas de Zaragoza tienen hasta cinco puestas al año, cuando lo normal son dos o tres, multiplicándose a una velocidad extraordinaria.
En última instancia, el objetivo es reducir de forma sustancial la cifra de palomas que hay en Zaragoza, sobre todo considerando sus parásitos y la transmisión de la bacteria E.coli enteropatógena, que puede provocar diarreas tanto en adultos como en niños.