El pasado martes comentábamos que Zaragoza se preparaba para la llegada de la nieve, una borrasca Filomena que ha dejado pequeña cualquier previsión, llegando a complicar las condiciones de vida en buena parte del territorio español, y no sólo en Aragón.
El caso es que los años de espera valieron la pena para los vecinos zaragozanos, que vieron como Filomena aterrizó en esta parte del país el viernes por la noche, haciendo que buena parte de la región amaneciera con varios centímetros de nieve en las calles.
Lo más llamativo es que, a pesar de que se había adelantado con seguridad la probabilidad de nevadas, no se tienen registros de otras de tal magnitud en la capital desde 1930.
Sin incidentes importantes
Más allá de estas conclusiones que pondrían a temblar a más de uno, lo cierto es que en Zaragoza no se registraron incidencias importantes respecto de la nieve caída, aunque sí algo de desconcierto y hasta desorden por parte de los residentes locales.
Algunas de estas situaciones tuvieron que ver, por ejemplo, con las carpas de la terraza del bar Las Ocas sobre el parque José Antonio Labordeta, que se vinieron abajo por el peso de la nieve acumulada. Asimismo, una rama cayó en inmediaciones del parque Miraflores.
De todos modos, y a pesar de que las autoridades decidieron que Zaragoza entre en fase de alerta roja con el consecuente cierre de todas las zonas verdes, no se registraron otros problemas ni inconvenientes por los vehículos retenidos en los accesos.
Trabajos a destajo para volver a la normalidad
Y por si el coronavirus no fuera suficiente como para incidir sobre nuestras actividades de todos los días, desde el Ayuntamiento de Zaragoza han puesto a disposición 36 máquinas intentando regresar a la normalidad en el menor tiempo posible.
En este sentido, también la sal se transformó en un aliado indispensable de quienes pusieron su esfuerzo para limpiar las calles. Se calcula que, en total, se esparcieron más de 100 toneladas de sal por toda la ciudad, con otras tantas a la espera de tener que usarse.
Y tú, ¿cómo has vivido el paso de Filomena por Zaragoza?