Con la fecha de apertura de las estaciones de esquí aragonesas todavía en el aire por las restricciones de movilidad y sanitarias impuestas por el covid-19, al menos la nieve ha regresado al Pirineo de nuevo, una condición imprescindible para poder plantear cualquier inicio de temporada.
Por fin, el invierno llega esta semana con un encadenamiento de nevadas que podrían acumular más de un metro, especialmente en la zona más occidental, y con temperaturas que se desplomarán hasta los 14 bajo cero.
Este miércoles llegará una tregua aunque podría caer alguna nevada débil en la divisoria de la Ribagorza durante la tarde. Sin embargo, a partir del jueves por la tarde una nueva borrasca empezará a dejar nieve abundante en todo el Pirineo con una cota entre 1.200 y 1.400 metros. Y ya el viernes y sábado se esperan precipitaciones intensas con la cota bajando de los 1.000 metros.
Varios portales especializados coinciden en que estas nevadas dejarán un buen manto en las estaciones de esquí. Astún y Candanchú acumularán los mayores espesores con más de un metro. Cerca se quedarán Formigal, mientras que en Panticosa se podrían rondar los 75 cm y en Cerler esperan sumar casi medio metro.
Este tiempo invernal vendrá acompañado de un descenso generalizado de temperaturas, que será especialmente acusado el viernes, sábado y domingo. Esos días se podrían alcanzar los 14 bajo cero en Bielsa, los -13º en Benasque y los -9º en localidades como Sallent de Gállego, Biescas, Panticosa o Torla. En Canfranc, Ansóo Aínsa bajarán hasta los 6 bajo cero, y en Jaca y en Hecho, hasta los -4º.