Los españoles consumiremos más de 3 millones de kilos de uva esta Nochevieja

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fuente: slon pics

El 31 de diciembre a las doce de la noche, millones de españoles repetirán el mismo gesto enfrente de sus televisores para dar la bienvenida al nuevo año. La Nochevieja no puede entenderse sin el ritual de comer las doce uvas de la suerte y, aunque hay quienes las sustituyen por gominolas, frutos secos e incluso aceitunas, lo cierto es que esta fruta sigue siendo la protagonista indiscutible de esta velada tan especial. Prueba de ello es que ese día se consumirán en España, nada más y nada menos, que tres millones de kilos de uva.

Pero, ¿de dónde sale toda la uva que se come durante la última noche del año? La mayoría procede del valle del Vinalopó Mitjà, en la provincia de Alicante. Es allí donde se produce la variedad más popular para estas fechas: la uva Aledo. La principal particularidad de esta uva de mesa es que, a diferencia de otras, crece directamente dentro de una bolsa que protege los granos de las inclemencias del tiempo. Esto, además, hace que el color de la uva sea uniforme, que su piel sea más fina y que su sabor y textura resulten de la más alta calidad. Una calidad que también depende, cada vez más, de la introducción de la tecnología en los cultivos y de lo que se conoce como viticultura de precisión.

Lo saben bien en Paintec, una empresa con sello aragonés que ha desarrollado A3 PAINTEC, una herramienta de teledetección con drones, satélites y sensores que ofrecen información espacial a distancia para poder ser analizada y estudiada por el viticultor para sacar el máximo rendimiento a su explotación. “Gracias a la utilización de las diferentes tecnologías integradas en la aplicación, podemos obtener información tan relevante como la estimación de la producción, la curva de la vegetación para conocer en qué momento se encuentra el cultivo, su situación y una comparación de distintas parcelas para una mejor clasificación”, explica José Manuel Ruiz, cofundador de Paintec.

Y es que, el cultivo de uva en Aragón, ya sea para el consumo directo o para su transformación en vino, es uno de los grandes motores económicos de comarcas como el Somontano de Barbastro o Campo de Cariñena. De hecho, se estima que Aragón alberga cerca de 36.500 hectáreas de viñedos productores de uva no de mesa. No obstante, no solo la uva que se destina a la elaboración del vino tiene relevancia, la uva como producto final también ha llamado la atención del mercado asiático. Tanto es así, que el pasado mes de septiembre, la Administración General de Aduanas de la República Popular de China autorizó al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a exportar uva de distintas comunidades autónomas del país, entre ellas, Aragón.

Más y mejores uvas, menos emisiones

A través de la agricultura de datos, el viticultor no solo consigue que las uvas que presiden las mesas estos días sean de una mejor calidad, sino que también reduce el impacto que su cultivo tiene sobre el medioambiente. Y es que el uso de la maquinaria agrícola y el empleo de fertilizantes, entre muchos otros factores, contribuyen al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, y por tanto, al calentamiento del planeta.

No obstante, gracias a la teledetección, el agricultor dispone de mucha más información sobre su cultivo y el estado de la tierra, por lo que solo regará o abonará cuando sea estrictamente necesario. Además, el uso de sensores y maquinaria inteligente permiten controlar al milímetro todo lo que puede afectar al tamaño, la calidad o el sabor de las uvas de la suerte, ya que miden la profundidad del suelo, su salinidad, textura y capacidad de retención de agua. “El desarrollo del sector debe ir de la mano con la integración de estas tecnologías que ayudan a mejorar la sostenibilidad, eficiencia de los procesos y calidad del producto”, aseguran desde Paintec.

Además, la monitorización de las vides permite al viticultor conocer cuál es el momento más idóneo para la recogida de la fruta. “Predecir la producción es un dato muy importante, ya que gran parte de la logística gestionada se centra en la recolección. Y el poder estimar los kilos y la fecha puede influir mucho en la gestión de este proceso. Además, poder comparar la campaña en curso con otras anteriores te ayuda a entender mejor en qué situación se encuentra cada parcela”, añade Ruiz.

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