Externalizar la actividad de limpieza es la solución más adecuada, por las innumerables ventajas que aporta: suplencias del personal, aportación de materiales y productos de limpieza, cumplimiento de la legislación, etc.
Sin embargo, en la actividad de la empresa de limpieza influyen una serie de factores que, si no están perfectamente organizados, pueden llevarnos a la situación de que nuestras instalaciones no estén limpias, a pesar de tener el servicio externalizado, en teoría, con una empresa profesional. Esto puede ser debido a diferentes causas:
Supervisión deficiente
Una empresa de limpieza profesional supervisa a sus trabajadores en la realización de las actividades que deben desarrollar. Si esta supervisión no existe o no se realiza de forma adecuada y constante, los trabajos de limpieza no se realizarán de forma eficiente y se obtendrá algún que otro disgusto.
Empleados no formados
Tan importante como la supervisión, es la continua formación de los empleados. Los empleados sin formación realizan el servicio de limpieza sin aplicar las técnicas que permiten obtener los mejores resultados en el menor tiempo posible.
Empleados sin herramientas adecuadas
Una empresa de limpieza profesional debe proporcionar a sus empleados los productos y materiales de limpieza adecuados para cada trabajo. Y debe vigilar que estos se repongan cuando sea necesario, para que los empleados no tengan que prestar el servicio sin los útiles necesarios en ningún momento.
Empleados no comprometidos.
En ocasiones, nos encontramos con empleados que no están comprometidos con su trabajo. Esto normalmente sucede en empresas que no aplican políticas de motivación y reconocimiento a sus empleados, o la contratación de personas desinteresadas con el sector.
Si nos encontramos en alguna de las situaciones anteriores, debemos cambiar de empresa de limpieza, pedir varias ofertas o presupuestos y asegurarnos de que nuestra nueva empresa de limpieza no incurre en las debilidades expuestas.