El acuario fluvial de Zaragoza, construido para la Expo del 2008, se convirtió en uno de los edificios más transitados durante la muestra internacional. Una vez terminada la Expo, y tras convertirlo en un recinto de pago, la afluencia de público descendió notablemente y su entorno se quedó estancado durante años.
En el año 2012, el acuario cerró el año con un total de 40.000 visitantes. Sin embargo, el pasado año 2016, este número se duplicó y se culminó el año con 85.000.
En lo que llevamos de 2017 el número de visitantes se ha visto incrementado en un 24% con respecto al mismo periodo del año anterior, lo que supone un total de 36.000 visitantes entre enero y mayo, 7.000 más que en 2016. Sus responsables prevén que si sigue esta misma evolución se puede acabar el 2017 con 100.000 o 105.000 visitantes.
Un 60% de los visitantes del acuario son aragoneses, mientras que el resto proceden de comunidades como Cataluña, Madrid, La Rioja y Navarra mayoritariamente. Además, cabe destacar que hay un importante número de público francés, el dato más relevante en cuanto afluencia internacional.
En los últimos meses, el acuario ha incorporado novedades como el nuevo espacio acondicionado para acoger un varano salvator, un lagarto que llega a alcanzar los dos metros de longitud y los 50 kilos de peso, y que crecerá en su interior. Además, también se han integrado nuevas especies como el petauro, un marsupial que es una mezcla entre lirón y canguro procedente de latitudes australianas. También se contará con nuevos peces aguja de agua dulce, dos lucios del Ebro y las crías de cocodrilo que se incorporaron hace siete meses a una colección de 5.000 ejemplares de 330 especies distintas.
Para los expertos del acuario, la estrella del recinto es la arapaima, un depredador acuático que alcanza los 3 metros de longitud y 150 kilos de peso. El acuario de Zaragoza cuenta con 25 ejemplares, y se ha convertido en un referente en Europa. Ciudades como Dubai, Estambul o Montpellier solicitan asesoramiento al acuario acerca de esta especie.
El acuario no solo recibe nuevas especies sino que también exporta ejemplares al extranjero. A finales de 2016, trasladaron a Estados Unidos un siluro de 150 kilos y 2,6 metros de longitud, una especie exótica del río Ebro, que pasó a formar parte de la colección ‘Monstruos de Río’ organizada en la ciudad de Springfield.