La ciudad de Zaragoza ha conseguido disminuir en un 18 % las emisiones de CO2 per cápita desde el año 2005 y lleva ya siete años cumpliendo los estándares de calidad del aire exigidos por la UE y se queda «muy cerca» de los parámetros recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
Buena parte de este descenso se ha producido en el ámbito de la movilidad, donde la disminución de las emisiones son del 27 %, más aún en el centro de la ciudad, donde este descenso es todavía mayor, del 31 por ciento.
Según la concejala de Medio Ambiente y Movilidad, Teresa Artigas, esto tiene que ver con la reducción del uso del vehículo particular en el centro de la ciudad, gracias a medidas como la implantación del tranvía, la eliminación de carriles y la generalización del uso de las bicicletas.
No obstante, para Artigas aún «queda trabajo por hacer» y ha insistido en que todavía se puede restringir más el tráfico en el centro, así como mejorar el transporte público o aumentar el uso de la bicicleta.
Además, persiste todavía una gran cantidad de desplazamientos en vehículos privados desde las afueras para acudir al centro de trabajo y también habría que profundizar medidas en materia de vivienda, con una mayor apuesta por la rehabilitación y la eficiencia energética, y el urbanismo, no ubicando más grandes superficies en la periferia.
Del mismo modo, ha apostado por trabajar de la mano de las industrias para que adquieran comportamientos individuales y se sumen desde el ámbito privado a estos planteamientos.
En la presentación del estudio sobre calidad del aire que ha arrojado estos datos, la directora de la Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Carmen Cebrián, ha recordado que desde 2005 se ha actuado sobre los servicios municipales y la industria, y se ha apostado por las energías renovables, con el objetivo de reducir un 30 % las emisiones de CO2 por persona.
Por su parte, Abel Ortega, del Centro de Información y Red de Creación de Empresas (Circe) ha detallado, sobre el consumo privado en los domicilios, que en este periodo se ha disparado el de gas natural -en un 99,78 %-, mientras que se ha producido un descenso importante en el uso de petróleo -57,68 % menos-, lo que ha tenido efectos positivos en lo relativo a las emisiones de CO2, que son ahora un 18 % menores que en 2005.
Esta eficiencia se nota especialmente en los barrios de nueva creación, como Parque Goya, Valdespartera o Arcosur, pero son Centro, Universidad y Delicias los que más han reducido sus niveles.
En movilidad, ha destacado el descenso en vehículos de combustible y en el tráfico, así como el impacto «bastante positivo» de renovación del parque urbano gracias al tranvía, que se complementa con una bajada del 10 % de las emisiones en las zonas de acceso a la ciudad.
Asimismo, pese a que hay un ligero incremento de las emisiones en las avenidas de entrada a los nuevos barrios, en el resto de la ciudad descienden los niveles, lo que se suma a que el parque móvil de vehículos es ahora más eficiente.
Igualmente, Ortega ha subrayado que los datos de las distintas estaciones de calidad ambiental distribuidas a lo largo de la ciudad están mejorando, algo que, a su juicio, «no es casual», sino fruto de las políticas que se han ido adoptando en los últimos años, como las nuevas urbanizaciones más eficientes, y que se tiene que complementar en otros sectores, como el industrial. Medidas, ha añadido, que «pueden gustar más o menos» al ciudadano, pero cuyos efectos positivos son evidentes.
Por otro lado, Nieves López, responsable de la sección de Prevención Ambiental, ha reiterado que el estudio pone de manifiesto que en todas las estaciones se cumple con los valores límites que impone la UE, con importantes descensos en PM10, dióxido de nitrógeno o dióxido de azufre.
En ozono, cuyos niveles son importantes sobre todo en verano, solo se ha superado el valor límite en dos estaciones y con un valor mucho menor que lo que permite la legislación, mientras que en CO2 y sulfuro de nitrógeno lo registrado en Zaragoza está «muy lejos» de dichos límites, ha explicado.