Tratamientos para eliminar los diferentes tipos de varices

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Para deshacerse de las molestas y antiestéticas várices no existe un único tratamiento, sino más varios, cuya elección depende, entre otros factores, de la ubicación y visibilidad de las venas varicosas.

Por ello si estás agobiada o agobiado por la presencia de várices en tu cuerpo, aunque como sabrás son un padecimiento más frecuente en las mujeres, y estás contemplando la idea de tratarlas, resulta importante que conozcas un poco de todo los tratamientos que están a tu disposición para que con la guía del médico, determines el idóneo para ti.

Clasificación de las várices

Antes de adentrarnos en los tratamientos resulta útil referir los tipos de várices que existen, pues como dijimos el tipo de várices determina su tratamiento.

Es así entonces que atendiendo a su ubicación tenemos las tradicionales várices de piernas, que son las más frecuentes pero no las únicas, además de las várices testiculares, las anales (hemorroides) y las esofágicas (várices en el esófago). Igualmente, otros sitios en los que pueden aparecer venas varicosas son la pelvis, la vulva y el útero.

Otra clasificación proviene de la visibilidad y en este sentido tenemos várices superficiales o arañas, que son de pequeñas dimensiones y visibles, pero sin causar apenas molestias dolorosas; y tronculares, que son más visibles y abultadas que las anteriores (fuente). 

Tratamiento

Una vez detectada las várices, el doctor que puede ayudarnos a determinar el tratamiento idóneo para hacerlas desaparecer junto con sus síntomas de pesadez en las piernas, dolores y calambres, es el especialista en cirugía vascular. Este examina y evalúa las várices y atendiendo a su observación dictamina si nuestro tratamiento pasa por productos farmacológicos o naturales, por un cambio de estilo de vida, o por un tratamiento de eliminación.

El tratamiento farmacológico está destinado para tratar las várices de menor complicación, así como para aliviar los síntomas que causan todas las clasificaciones y evitar su profundización. Los compuestos químicos más recetados para ello contienen oxerutinas, diosmina e hidrosmina.

Similares efectos pueden conseguirse con productos naturales o cremas y pomadas basadas en plantas medicinales, especialmente aquellas que tienen entre sus ingredientes ginkgo biloba, ruscus, castaño de Indias, vid roja, y hamamelis.

No obstante, a veces el médico dictamina que no es necesario bombardear el organismo con píldoras o cremas, y que con simples cambios o acciones en la rutina diaria se pueden paliar los síntomas de las várices, y contribuir a su ocultamiento.

Entre dichas acciones están el no mantener una misma postura por períodos prolongados (estar de pie, sentados, etc.); sostener una dieta balanceada, baja en sal y en alimentos grasos; ingerir abundantes líquidos; practicar ejercicio físico con frecuencia; usar calzado cómodo y no usar ropa muy apretada.

En cuanto a los tratamientos de eliminación, si bien hasta hace relativamente poco tiempo el único practicado era la intervención quirúrgica, hoy existe una amplia variedad de opciones que como norma son menos invasivos, rápidos y fomentan una recuperación más tolerable. No obstante, hay várices cuya única solución pasa por el salón de operaciones.

Entre las prácticas novedosas está la introducción en la vena varicosa de microespuma, una sustancia esclerosante que al llegar a la raíz de la variz la taponea y la hace recogerse, sin que como parte del tratamiento el paciente deba modificar su vida habitual, salvo abstenerse de una exposición reiterada al sol los primeros días, ni permanecer tiempo hospitalizado. Aquí tienes información más completa.

Otro tratamiento alternativo a la cirugía son las terapias con láser, que resultan igualmente rápidas, cómodas y de fácil recuperación.

Para várices específicas como las testiculares, esofágicas y anales existen procedimientos igual de específicos, aunque las cirugías son los más recurridos por su eficacia.

Así para las primeras, llamadas también varicocele, además de la cirugía se puede practicar un procedimiento ambulatorio denominado embolización, que es muy parecido a un cateterismo, mientras que para las hemorroides se recetan cremas corticosteroides y para las várices esofágicas se recomienda una intervención quirúrgica mediante endoscopía.

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