Espías de la Segunda Guerra Mundial en Huesca

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Los espías son aquellas personas que suelen infiltrarse en algún espacio, grupo, etc. con el propósito de brindar información sobre lo que se gesta en ellos.

Durante la II Guerra Mundial, al igual que en numerosos conflictos bélicos, los espías fueron personajes determinantes en el desarrollo y desenlace de determinantes acontecimientos. Si quieres saber más sobre las acciones importantes que llevaron a cabo los espías de uno y otro bando en la 2GM, te aconsejo que leas este portal especializado, que a mí me ha servido de gran ayuda para documentarme.

Espías en Huesca

Respecto a espías en España, sus acciones las vemos muy bien reflejadas en el libro “La estación espía”, del periodista y escritor Ramón Javier Campo.

Dicho texto constituye una pieza importante en el estudio de la II Guerra Mundial y muestra cómo la estación internacional de Canfranc, en el Pirineo, fue espacio para espías nazis y aliados, así como para otras personas que infiltraron para contribuir a la destrucción de las tropas alemanas.

Sustentado en una intensa investigación y contrastación de archivos y documentos, “La estación espía”, revela la identidad de hombres que como  Juan Astier y Albert Le Lay (aduaneros) facilitaron información sobre el avance de las tropas nazis y contribuyeron a que grandes cantidades de personas perseguidas fueran salvadas.

A partir de datos relevantes y testimonios de antiguos espías o de sus familiares, Ramón Javier Campo desecha la tradicional forma de escribir los libros históricos para dar lugar a especie de novelo o libreto para el cine que refleja el estrés y las difíciles situaciones que se vieron obligados a enfrentar para servir a la justicia.

La importancia de los pequeños detalles

Al leer el libro resulta clara aquella premisa que defiende la importancia de todas las personas. Esto se hace visible en los múltiples oficios a partir de los cuales era posible obtener información. Aparece en el texto lo experimentado por Jean Vicent Larroze (maquinista de trenes), Lola Pardo y Mariano Marraco, quienes desde una fonda ubicada en Canfranc y a la que existían espías obtenía información capaz de trazar la ruta de individuos que huían de los nazis.

Campo introduce el volumen con las palabras del aduanero Mariano Aso, quien observó el paso de más de 80 toneladas de oro hacia España y Portugal como pago del ejército nazi por el abastecimiento de wolframio y hierro para la industria armamentística.

Túnel que une España y Francia

En la II Guerra Mundial y de vital importancia para los espías fue la apertura oficial del túnel internacional en 1928. Según relata el autor ese valor estratégico fue percibido por el general (en ese momento) Francisco Franco, el dictador de España.

Protagonista del libro es sin dudas Lola Pardo, miembro de la red de espía bajo el mando de Le Lay, quien obtuvo en Francia gran cantidad de información para luego entregarla en Zaragoza a su contacto: un párroco que a la vez hacía contacto con el Consulado inglés en San Sebastián.

Sobre la historia de la red de espías anteriormente descrita, Campo cuenta cómo la policía franquista la destruyó en 1942, gracias a la información facilitada por los servicios alemanes. Como consecuencia de esto se inició un proceso para juzgar a más de 30 miembros del grupo, los cuales fueron condenados a prisión.

El libro recoge la explicación de por qué Franco no condenó a los espías de pena de muerte, tal como estaba establecido en aquella época. Y es que el dictador intentaba aparentar una posición neutral debido al curso que tomaban los acontecimientos de la guerra.

El resto de los espías bajo el mando de Le Lay huyó primero a Madrid y posteriormente a Argelia pues conoció a tiempo que desde el otoño de 1943 la Gestapo les seguía los pasos.

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