La primera cabina telefónica instalada en Zaragoza se remonta al año 1967, en aquella época el servicio estaba muy limitado y sólo era posible realizar llamadas urbanas, pagando con fichas en vez de monedas.
Poco a poco las cabinas se hicieron indispensables para mantener el contacto fuera de casa, y rápidamente su número aumentó. Las conversaciones no eran tan distintas a las de hoy en día, llamadas de urgencia, avisar de imprevistos, o simplemente un poco de intimidad para hablar sobre cosas que quizá no interesaba que supiera el núcleo familiar.
Hoy en día las cosas han cambiado mucho en cuanto a las cabinas telefónicas se refiere, pues el 93% de los aragoneses utilizan el teléfono móvil de forma diaria, según una encuesta publicada en 2013 por El Observatorio Aragonés de la Sociedad de la Información.
El uso de los dispositivos móviles es tan pronunciado que la crisis no ha hecho mella en el número de terminales activos, pues cada vez es superior. Ante la falta de poder adquisitivo de las familias, los empresarios asiáticos han visto un mercado altamente rentable, el de los moviles chinos a un precio muy inferior al que estamos acostumbrados con los móviles de las grandes marcas.
Aragón tiene un total de 550 cabinas en activo, un número que puede parecer elevado, hasta que miramos al año 2014 y vemos que entonces tenía 779, en sólo un año ha habido una drástica reducción de hasta el 30%. Si nos centramos en la ciudad de Zaragoza vemos que hay 242, pero es que hace dos años había 450, por tanto estamos ante una reducción del 50%.
Esta ritmo en el descenso se va a frenar con fuerza, pues el Real Decreto 424/2005 obliga a que haya un mínimo de cabinas por número de habitantes, y Zaragoza está cercano a este número. Así mismo, la ciudad firmó en 2010 un acuerdo para redistribuir las ya existentes por barrios de nueva creación, por tanto podemos estar tranquilos si somos nostálgicos y queremos seguir viéndolas por las calles.
Lo cierto es que el uso que se les da es escaso, pues hace unos días saltó la noticia de que los zaragozanos eran los españoles que más altas tenían las facturas de tus teléfonos móviles. Es un titular llamativo, pero indicativo de que los habitantes son sociables y mantienen el contacto de forma regular con su círculo más íntimo, algo que siempre es positivo en todas las sociedades.
