El Ayuntamiento de Zaragoza afronta a partir de hoy una semana decisiva paracuantificar el alcance de la riada. Poner cifras a los daños sufridos en infraestructuras, en zonas verdes, en viarios y mobiliario, pero también en campos de cultivo, viviendas y otros bienes en zonas más alejadas de su núcleo urbano. Porque el consistorio de la capital se niega a permanecer «en el limbo» que otras Administraciones pretenden dejarle y ayer ya reivindicó que los barrios rurales también forman parte de su término municipal –«es en extensión el tercero de España»– y que los va a defender, así como que se sumará, si es necesario liderará, a las posibles movilizaciones que se acuerden, junto a los municipios afectados, en los próximos días.
Así lo defendió ayer el alcalde accidental de Zaragoza, Carlos Pérez Anadón, quien manifestó que el estado actual en que se encuentran decenas de sótanos, garajes y trasteros en la capital «sigue preocupando por la lentitud con la que está bajando el freático». Son ya 1.600 metros cúbicos por segundo menos los que lleva el cauce (está muy cerca de bajar de 1.000) con respecto a la punta de la crecida que pasó hace una semana, y casi tres metros de altura menos –3,27 ayer–, pero algunas afecciones persisten en La Almozara, Actur, Vadorrey, Arrabal y Las Fuentes. Áreas como Infraestructuras, Bomberos o Policía Local ya están trabajando en informes que evalúen daños.