Historia de la Semana Santa de Zaragoza

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La Semana Santa de Zaragoza ha estado vinculada principalmente, a lo largo de su historia, a dos instituciones religiosas: la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís y la Muy Ilustre, Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia.

Ambas instituciones compartieron sede en el convento de San Francisco de Frailes Menores, cuya construcción se realizó entre 1286 y 1357, fuera de la muralla de la ciudad, junto a la puerta Cineja, tras la llegada a Zaragoza de un grupo de frailes en 1219.

La Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís

A lo largo del siglo XVIII, la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís organizaba tres procesiones: la del Encuentro (Martes Santo), la del Santo Entierro (Viernes Santo) y la de la Resurrección (Domingo de Pascua). Tras la voladura del convento de San Francisco en 1809 durante el segundo Sitio, y la pérdida de sus bienes, la Orden suspendió la vida de comunidad hasta 1815, en que volvió a realizar un Vía Crucis por el interior del claustro del destruido convento y la procesión del Encuentro. En 1819, instalados los frailes en el nuevo convento, intentaron reanudar la procesión del Santo Entierro después de celebrado el acto del Descendimiento, lo que fue motivo de un prolongado litigio con la Hermandad de la Sangre de Cristo, que fue la encargada de organizarla desde 1827. La V.O.T. continuó realizando la procesión del Encuentro durante los primeros decenios del siglo XX.

La Muy Ilustre Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia

Uno de los fines de los religiosos del convento de San Francisco era la recogida de cadáveres abandonados, función que fueron poco a poco dejando en manos de seglares. Todavía hoy en día, la Hermandad de la Sangre de Cristo, con sede desde el siglo XVI en dicho convento, recoge todos los cadáveres abandonados en el término del partido judicial de Zaragoza. Con los avatares de la guerra de la Independencia y la voladura del convento de San Francisco quedaron también destruidos todos los pasos que formaban parte de la procesión del Santo Entierro, salvo el Cristo de la Cama, que fue rescatado. La Hermandad de la Sangre de Cristo trasladó su sede, en 1813, a la iglesia de Santa Isabel, reanudando su actividad, organizando la procesión del Santo Entierro y encargando, durante el siglo XIX, nuevos pasos. Actualmente sigue teniendo su sede canónica en la Iglesia de Santa Isabel de Portugal, desde donde continúa encargándose de la organización del Santo Entierro.

La Procesión del Santo Entierro

Desde el siglo XIV, por disposición real, recorría las calles de la ciudad una pequeña procesión que salía del convento de San Francisco, en la que se integraba el Santo Entierro. En 1565 la Hermandad de la Sangre de Cristo realizaba una procesión del Santo Entierro. Durante los siglos XVII, XVIII y principios del XIX se organizaban, en ocasiones, dos procesiones, una por la V.O.T. y otra por la Hermandad de la Sangre de Cristo, que partían del convento de San Francisco. A finales del siglo XVIII la Hermandad de la Sangre de Cristo encarga la realización de diversos pasos con distintos misterios de la Pasión, con los que continuó realizando la procesión del Santo Entierro hasta 1808. La actividad de la Sangre de Cristo se reanudó en 1813, desde la referida iglesia de Santa Isabel de Portugal, con el Cristo de la Cama, que se había salvado del convento de San Francisco.

En 1815 se reiniciaron las actividades de la Venerable Orden Tercera con la procesión del Santo Encuentro. En 1819 dio comienzo la polémica entre esta Orden, que pretendía revitalizar y hacer de nuevo el Acto del Descendimiento, seguido de la procesión del Santo Entierro, y la Hermandad de la Sangre de Cristo, que había seguido haciendo la procesión desde 1813.

En 1827 fue fallado el pleito a favor de la V.O.T., que dicho año organizó la procesión del Santo Entierro, pero, a la vez, la Hermandad de la Sangre de Cristo organizó otra más solemne. Ese mismo año se firmó por ambas entidades, ante notario, una escritura de concordia por la que ésta última tendría el derecho exclusivo de organizar del Santo Entierro así como de custodiar el único Sepulcro de la Ciudad.

Desde 1818, la Hermandad de la Sangre de Cristo volvió a encargar nuevos pasos procesionales, con los que siguió organizando la procesión del Santo Entierro. A comienzos del siglo XX dicha procesión será sometida a una renovación: adecuación y reforma de la mayoría de los pasos y del vestuario de los grupos que desfilaban con ellos, la construcción de nuevos pasos y la incorporación de nuevos personajes y coros a la comitiva. De esta forma se celebró la procesión del Santo Entierro hasta 1931. En los años 1932 a 1934, durante la Segunda República, no tuvo lugar la procesión por decisión de la Hermandad de la Sangre de Cristo.

Año 1935

Este año supone el nacimiento de la Semana Santa zaragozana actual, al producirse una serie de hechos que inducen a los fieles a agruparse en diversas cofradías.

Desde el siglo XVIII, los pasos eran llevados a hombros por los llamados terceroles, labradores y ganaderos de los alrededores de Zaragoza, que vestían hábito y tercerol (prenda de cabeza, similar a la usada por la Orden Tercera) de color negro. Dichos terceroles acudían año tras año a la iglesia de Santa Isabel de Portugal y, bajo la dirección de los hermanos de la Sangre de Cristo, colaboraban en la procesión del Santo Entierro.

En 1935 la tensión política y las dificultades por las que atravesaba el país hacían muy difícil la organización de la Procesión del Santo Entierro, que había estado suspendida desde 1931. En ese año 1935 se produjo un incendio del almacén donde se guardaban los pasos, que afectó al paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, hubo huelga de terceroles, por lo que los pasos fueron sacados por miembros de asociaciones religiosas y jóvenes, e incluso se hizo estallar una bomba durante la procesión. A partir de este año los pasos serían dotados de ruedas para facilitar su transporte.

En 1937, se creará la primera cofradía de Semana Santa, organizando procesión independiente y tomando a su cargo el paso de Nuestra Señora de la Piedad, propiedad de la Hermandad de la Sangre de Cristo. La nueva cofradía lleva hábito diferente, que la distingue de su cofradía madre, con la que participa en la procesión del Santo Entierro.

En años sucesivos fueron creándose otras cofradías, hasta 23, cada una con sus propias peculiaridades, que fueron haciéndose cargo de los pasos propiedad de la Sangre de Cristo, o encargaron pasos propios. Unas cofradías, de raíz aragonesa, adoptaron el tercerol; otras cubrieron su cabeza con capirote. En 1940, la cofradía de las Siete Palabras implantará el tambor del Bajo Aragón para acompañar sus desfiles procesionales, instrumento que adoptarán, posteriormente, la mayoría de las cofradías. Algunas cofradías prefirieron recuperar tradiciones más zaragozanas, como las matracas, las carracas o el canto de la jota acompañado del tambor.

La mayor peculiaridad de nuestra Semana Santa es que las cofradías en su totalidad, además de realizar sus procesiones particulares, se incorporan a la procesión del Santo Entierro, componiendo un Vía Crucis completo, donde se pueden contemplar todos los momentos de la Pasión.

En 1995, por Decreto de la Diputación General de Aragón, se declara la Semana Santa de Zaragoza «Fiesta de Interés Turístico de Aragón» y posteriormente, en 2001, la Secretaría General de Turismo del Ministerio de Economía y Hacienda la declara «Fiesta de Interés Turístico Nacional».

La Junta Coordinadora de Cofradías

En 1948, debido al aumento del número de cofradías desde 1937, que organizaban sus propios actos y procesiones penitenciales durante la Semana Santa, se vio la necesidad de crear una entidad que coordinara todas las procesiones. A iniciativa de la Hermandad de la Sangre de Cristo se crea la Junta Coordinadora de Cofradías, dependiente de la Autoridad Eclesiástica y presidida por la Hermandad.

El primer Reglamento de la nueva Junta fue aprobado en 1949 y fue sustituido por otra, aprobado en 1986. Las nuevas necesidades de coordinación y promoción de la Semana Santa de Zaragoza aconsejaron iniciar los trabajos de redacción de unos nuevos Estatutos, que fueron aprobados en 1998. En dichos Estatutos se contempla la Asamblea General de Hermanos Mayores, como órgano supremo de decisión y de una Junta de Gobierno, como órgano ejecutivo, elegible cada cuatro años y formada por un Presidente, un Vicepresidente, un Secretario, un Tesorero y dos Vocales. Su sede canónica es la iglesia de Santa Isabel de Portugal.

La Junta Coordinadora de Cofradías es la responsable de la organización del Pregón (sábado previo al Domingo de Ramos) y de los Concursos y Exaltaciones de Instrumentos de Semana Santa (fin de semana anterior al Domingo de Ramos). En la celebración del Jubileo del 2000, la Junta Coordinadora estrenó un guión, que, desde entoces, preside todos los actos que organiza.

Fuente: zaragoza.es

 

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