La Real Academia Española define la discreción como “reserva, prudencia, circunspección”. Generalmente es un término que se usa para las personas, pero en la actualidad, también podemos hablar de falta de discreción aplicado a las viviendas, una idea que está empezando a coger impulso en nuestro país: las casas indiscretas.
Una de las cosas que más valoran las unidades familiares dentro de su hogar es el derecho a disfrutar de su intimidad como mejor les parece, sin tener que dar explicaciones de sus hábitos y poder refugiarse de miradas indiscretas y curiosas provenientes del exterior. Pero, ¿qué ocurre cuando lo que buscamos es precisamente lo contrario, dispuestos a sacrificar esa privacidad por una sensación de amplitud y libertad bajo nuestro techo?
El protagonista de este innovador modo de vida es, sin duda, el cristal, ya que, aplicado a todas las paredes de nuestra vivienda, nos permitiría habitar en un espacio totalmente transparente. Cada vez más a menudo, estamos viendo en España el auge de este tipo de construcciones que, en palabras del doctor en Sociología Francesc Núñez, según recoge La Vanguardia, la privacidad está “evolucionando”, así como la forma de relacionarnos, que nos brinda la digitalización. Para el sociólogo, las redes sociales “nos hacen más intrépidos, canallas, atrevidos y desinhibidos” porque la respuesta pública a nuestras acciones llega de forma tardía.
No obstante, ante esta tendencia, también se está experimentando un incremento en la contratación de seguros de hogar para este tipo de viviendas. Y es que, tener mayor visibilidad de cara al exterior puede implicar ciertos riesgos, por lo que es importante garantizar la protección del inmueble y de sus bienes, que en este tipo de construcciones están mucho más expuestos.
Con todo, el auge de las viviendas que dejan al descubierto la vida cotidiana de las familias a través de cristaleras no solo favorece una sensación de “conexión” más acentuada con la sociedad, sino que, a nivel doméstico, contribuye a crear un entorno más espacioso y menos agobiante. Por otra parte, una construcción compuesta íntegramente de vidrio es mucho más sostenible y respetuosa con el medio ambiente, una conciencia que cada vez se encuentra más arraigada en la conducta de la población.
