Los pasteleros de Zaragoza entregan sus dulces galardones

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Al gremio de pasteleros su festividad, la Virgen de Montserrat, le cae un poco mal al celebrarse el 27 de abril. Es una época de mucho trabajo, entre San Jorge y el Día de la Madre, así que no pueden festejar la efeméride como se merece. Es por ello que siempre retrasan la celebración. La de este año se organizó ayer en el restaurante La Lobera de Martín.

Han pasado 32 ediciones desde que estos profesionales entregaron el primer Premio Lanzón, que ayer recayó en la pastelería Nava, que endulza el día a día de los vecinos del barrio de San José desde hace 36 años. Lo recogió el maestro pastelero Anselmo Madrigal, que recibió una gran ovación de los 80 asistentes a la cena.

Anselmo recordó que la pastelería ha evolucionado mucho en los últimos años, “sobre todo porque salen permanentemente cosas nuevas y no te puedes estancar; hay que innovar permanentemente para atraer la atención del cliente”. Él no tardará en jubilarse y el relevo generacional lo tiene garantizado con su hijo, pero no se olvidó de comentar que “este es el gran problema que afecta al sector, ya que se trata de una profesión bonita pero sacrificada y se están cerrando muchos obradores”.

  


Durante la velada, también se conocieron otros ejemplos de buen hacer profesional, tal y como destacó el periodista Juan Barbacil, que presentó el acto. En concreto, se entregaron cuatro placas de reconocimiento a Tartas Melba, por sus 50 años de oficio, que recibieron

Santiago Idoype y los hermanos Ana y Óscar Idoype; a la pastelería Puente de Sos del Rey Católico; a Agustín del Río, de Granja del Río de Illueca, y a la chocolatería Soconusco de Zaragoza.

El presidente del gremio de pasteleros, Ramón Sorroche, estuvo acompañado de varios miembros de su junta directiva como el vicepresidente, Manuel Rébola, y los vocales Carlos Usón y Francisco Riva. Sorroche dirigió unas palabras a sus compañeros. Les animó a superar el mensaje pesimista de la crisis y a apostar por “innovar y reciclarse constantemente sin perder de vista la calidad y su condición de artesanos”.

La velada tuvo un carácter festivo y durante la misma se realizaron varios sorteos de productos de casas comerciales. Y el remate de la cena, por supuesto, fue dulce y en forma de lanzón, como el premio que concede esta asociación. A Anselmo Madrigal, el homenajeado, le tocó elaborarlo y ofrecérselo a sus compañeros recibiendo a cambio una gran ovación

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